Al Hueso.

30.12.2023

Ahora que nos toca navegar en las profundidades, con cada vez menos para perder, me sale interpelarnos sobre algunas cosas que la ilusión del confort moderno no nos ha dejado ver y menos tratar.

Hay un gen humano que adora el autoritarismo, aún el que se ejerce sobre el propio cuero. El límite, la represión que nos contiene, el mismo que nos tranquiliza como niños/as. Porque nos libera del duro ejercicio responsable de la libertad. Viene de afuera, es irresistible, dando la excusa perfecta para privarse de cualquier rebeldía "infantil" ante las injusticias y el despropósito de la organización humana.

Así proliferan en nuestra historia los caudillos "iluminati" que nos resuelven por la negativa el orden y la justicia de lo que "debe ser". Claro que no todos han sido iguales en cuanto a contenidos. Los hay, aunque efímeros, quienes han utilizado aquellos poderes, inconscientemente delegados, para mejorar el reparto y aligerar proverbiales cargas. Pero los más, han sido quienes se han servido de aquella pulsión autodestructiva para servirse y servir a una elite de dominación. Esa es la constante que gana por goleada.

En el medio han surgido placebos morigeradores, "el democratismo" entre los más difundidos, que generan la ilusión del contrapeso entre intereses contradictorios. Y en ese estamos, bañados en la ilusión de los buenos modales.

No alcanzan los exorbitantes ejemplos de guerras, hambrunas, exclusión, para despertarnos a esa naturaleza constitutiva. Ahí están las engoladas alusiones al "amor que vence al odio" y las buenas, nobles y sensibles intenciones de quienes sueñan con un mundo mejor.

Ni siquiera nos detienen en ese discurrir, las sabias palabras de uno de los fundadores de la esperanza en el amor: "Mi reino no es de este mundo".

Esta reflexión no tiene remate, sino la propia e indelegable decisión de no dejarse atropellar a pesar de todo...bueno, quiuzás ese sea el remate, juntar voluntades de irremediable rebeldía sin esperar resultados y al solo efecto de honrar la propia vida.

Pablo B.
En Unidad Básica El Desgarro
.