Diógenes.
27.02.2021
Todo podría cambiar
si abandonáramos sus
juegos.
Si nos pudiéramos correr
del fallido tablero.
Si
nos animáramos
a transitar lo cotidiano
y no intervenir en
ello.
Ignorarles las reglas
con el corazón y el
pensamiento.
Sin transgerdirlas, sin entregarse
en el
intento.
Ser cínicos como Diógenes,
no como ellos.
Si pudiéramos cruzarnos
carcajadas y
reconocimiento
cuando tratan sus temas,
sus falsedades y
vericuetos.
Crearles un paralelo.
Una masa formidable
de
indiferencia, de escépticos.
Capaces de vivir sus tragedias
con
dignidad y ausencia,
ajenidad y desprecio.
Si pudiéramos
hacer
que sus discusiones
no tuvieran precio...
Algo
se movería,
por lo menos adentro nuestro.