Escribo por Encargo.
…Y porque me tapa el agua.
No me diga que no le ocurrieron cosas que tiene atragantadas para bien y para mal. Sucesos que la/o tienen de víctima, victimario o alrededores. Hechos de la vida que no sabe o no puede contar, porque la/o exponen de tal forma, que sentiría en la espalda los ojos empuñalados de los involucrados. Que Ud. sabe exactamente como fueron, extraños a las narrativas tejidas en la familia, el trabajo o el barrio, esos malversadores entre quienes transcurre su vida. Que si pudiera ponerse en palabra escrita, en algún lugar del universo quedaría testimonio de la verdad, por más que por su naturaleza, la verdad, lo que se dice "la verdad", nunca se sabe.
O está la oportunidad ética de ser Ud. el tergiversador. Y contar su caprichosa versión de los hechos. A la medida de su veneno y resentimiento. Esa primera pelea de primaria que perdió como un perro, por la que hoy todavía sigue llorando. La mirada condescendiente de la compañera que le gustaba, percibiéndolo "un perdedor", a manos del más grosero burro de la clase –en el futuro "un ganador"-. O el plantón de ese muchacho que tenía por novio a la entrada del "asalto" y que perdió en minutos por los ojos y contoneos de una minifalda rubia recién llegada. Todo ante la mirada falsamente misericordiosa de "las propias amigas", secretamente gozosas de su bochorno. Cambiarlo todo en un relato en el que Ud. despida al jefe, estaciona un Rolls Royce en su barrio medio pelo de Espeleta, pasa una noche con su ídolo, actor famoso, y sale escrachada a la salida del "mueble", con lo que el mundo se entera que esa historia es suya.
Otra vertiente es la de su lado creador, para el que no tiene tiempo, ganas o lo hunde la autocompasiva mirada en la que no se encuentra talento para la tal tarea. Pero Ud. pasa largas horas mirando para afuera en el formato de miniseries, chamuyo político, negocios y similares del entretenimiento humano. Y ahí se le ocurren cosas: "Esto tendría que hacerse así", "Lo está diciendo mal, debería decirlo así", "No plantea "tal cosa", que sería el verdadero hallazgo de la propuesta". A Ud. se le ocurre constantemente una vuelta de tuerca que nadie está viendo. Pero queda ahí, porque en segundos, a Ud. mismo le parece una pavada. Como le pasó a Einstein cuando se dio cuenta que todo lo que pensaba no se podía comprobar, hasta que lo salvo la idea-excusa de "la relatividad" y sumó algo a la comprensión de todos/as. No nos prive de su ocurrencia, déjelo por escrito…yo lo hago. Basta de conformarse con la monserga lacrimosa de: "A mi se me ocurrió antes". "Yo lo dije siempre y mucho antes, no me hicieron caso", "De eso me di cuenta hace un montón". "Qué es lo que te estaba diciendo el otro día, mirá, ahí está". No amenace más con sus ideas, déjelas plasmadas en papel encarpetado con tapas gruesas, para tirárselas por la cabeza.
Podría funcionar así. Ud. me manda un audio de whatsapp donde se despacha descarnadamente con los personajes, el tiempo, los escenarios y el nudo de la afrenta. Decide si la quiere así o todo lo contrario, detallando en su caso las variantes y los finales deseados. Yo lo retuerzo, exprimo y emperifollo. Le doy carnadura de interés universal, de hito trascendente para ser contado y guardado en el imaginario colectivo. Le doy el pie para que elija a algunos/as de los encubiertos destinatarios y se lo pase descuidadamente con un ingenuo: "Mirá este texto que encontré de un tal Pirulo, me gustó, después leelo…y decime".
En el caso de las ideas brillantes, es más complejo, exigiría de mi parte un proceso de información sobre el tema que no estoy dispuesto a hacer. Por lo que encararía para el anecdotario del momento de epifanía creadora de su autor, es decir Ud.. Sin entrar en la fortaleza o delirio de la idea, crearía un marco de certeza e iluminación que imposibilite la duda sobre los contenidos en los interlocutores. Lo que sea, lo haría totalmente verosímil y suyo.
Le escribo dos carillas, como estas que estuvo leyendo, en arial 14, justificado a ambos lados…diez lucas… que es donde quería llegar.