Hacerse Libre.

03.03.2023

Soy una mujer grande que nunca se permitió nada. Durante años me cubrí la frustración con muchas razones sabidas: la educación, la religión, mis padres, mi esposo...hasta el medio ambiente. Con lo que hoy descubro también me justificó la ecología. Fui adolescente y de las muy bellas. Mi primer festejante un muchacho a la altura de lo que yo prometía. El más lindo y simpático, un clásico sujeto de celos. En el primer encuentro placero se ganó mis manos y dos besos. El primero torpe, como sabemos, pero el segundo fue con veneno. Ese que genera la adicción por las cosas del sexo. Mi intuición sobre la felicidad que se puede alcanzar con el cuerpo y en esta vida, fue pobre, mezquina. Por eso duramos una salida. Pasó por casa, fuimos al cine. Podía tener mi mano, ya estaba. Podía tener mis labios, los tuvo. Aunque con torpeza y sin veneno, como en el principio, como volviendo a empezar. Entonces vino el salto al vacío. La mano en mi hombro no estaba prevista y la mano en el pecho menos...eso fue el final, lo rechacé. Sí, ya sé que en mis tiempos el hombre debía remar y esperar, se incluye en aquello de las razones sabidas. Pero es mentira, también en mis tiempos había historias distintas. Mujeres que decidieron otras formas de ejercerse a sí mismas. Llegué al presente con la concha hirviendo de envidia por las mujeres decididas. Hasta ayer, en el subte lleno de una mañana fría. El cielo me mandó un atrevido y lo que es más importante, me borro de la cabeza las razones sabidas. No lo dejé ensuciarse con la apoyada trapera, lo quería hombre y completo. Apenas insinuó la bajeza me retiré y le tome la mano y lo miré a los ojos. Él también estaba esperando un regalo del cielo y sin confusión aceptó la oportunidad de ser mejor persona. Después de dos paradas y el consiguiente cambio de pensamientos, humores y personas, ya estabamos instalados como una pareja cariñosa de manos entrelazadas, y así seguimos, en silencio. No me costó bajar con él y menos entrar al hotel alojamiento.

Los detalles del sexo feroz que tuvimos, son míos y así los dejo.