No soy fea, soy imposible...
No soy fea, soy imposible. No me caben las recomendaciones
complacientes de las amigas normales. ¨Cortate el pelo así¨,
¨vestite de esta forma¨, ¨vení que te maquillo¨. Estoy cansada
de escucharles hablar desde sus propios dones. Como si no fuera una
absurda lotería el reparto de talentos.
El que sabe correr mide a
los otros por lo mismo, si corren o no, más que él. Los otros
asuntos de la humanidad son livianos, menores. Así el que es
inteligente, comerciante habilidoso, artista o cocinero. Los temas y
los logros que importan son los del interés o cualidad que les tocó
en suerte. Están los que pareciendo normales son débiles o
estructuralmente faltos de vocación, de ellos no hablo, se me
parecen.
Pero llegó internet y el chat y me hizo libre. Navego hasta
el desmayo. Entro y salgo...entro y salgo, que de eso se trata el
sexo virtual. Mis archivos estallan con direcciones, carpetas llenas
de poemas, chistes, fotos, ensayos...Los mails de cientos de amigos,
que traen abrazos, cariños y desinteresado respeto. Están los de
tono subido, novios y amantes, con los que hemos ganado en confianza
por arriesgar de los dos lados y el tiempo. Todavía me encuentro
lidiando con quienes subestiman la realidad emocional e intelectual
del espacio virtual. Cómo que no es realidad, qué es; dónde está,
Marte?. A veces me desespera porque viene de quienes más lo utilizan
y necesitan.
Pero mi gran descubrimiento es el sexo. Soy mujer y por fin me penetran los hombres. Cuando las estrellas sonríen y estoy conectada con la persona correcta, los límites se salen del mapa. En la pantalla se suceden las palabras obscenas: ¨concha, pija, culo, lengua¨...y si la emoción es verdadera, el tipeo lo delata. Hay que elegir entre el teclado, la urgencia del otro, o masturbarse. Es normal que los normales se asusten, sobre todo cuando lo disfrutan. Lo sienten retorcido, bajo, sucio, no los culpo, son años de encorsetarse la cabeza, son años de hacer los deberes.