Que la Fuerza...

06.07.2023

Cualquiera que haya tenido momentos de despertar a la propia observación, sabrá reconocer veracidad trascendente a estas reflexiones. Por ciegos, necios y repetidos que transcurramos nuestras vidas, existen esos momentos que al decir de Borges en uno de sus textos dedicado a Evaristo Carriego. "…el momento en que un hombre sabe para siempre quién es…". Y ahí tenemos la fugaz mirada de nuestras verdaderas naturalezas y de su existencia, la esencial.

Pero nos movemos, nosotros/as y el mundo, con la lógica odiosa de la acción y reacción. Estímulo y respuesta como animalitos menores. El afuera nos tira cosas y respondemos cosas. Todo en aleatoria combinación de aleatorios factores y circunstancias que son, sin atisbo de curso racional explicable. Se fue haciendo así, es así, nos sucede, sucedemos…

Así conformamos el hipervalorado artificio de "la personalidad". Que elevado a la categoría de deseable, es el pedestre resultado de elecciones, circunstancias y los propios accidentes, en un enjambre desopilante. Formulado por años de acciones y reacciones y afirmado como verdadera naturaleza.

Nada más alejado de nuestras esencias primeras, prisionera de esas "personalidades", clamando manifestarse y rescatarse. Las tales "personalidades" son el pozo insaciable de nuestro consumismo, vanidades, formalismos, pensamiento narcisista fácil, misantropía visceral, ansiedades prefabricadas, imaginarias y provocadas frustraciones. Así andamos, así organizamos nuestras sociedades, con "personalidad".

Con sólo acción y reacción es que tenemos lo que tenemos. La lógica ilógica de morderse la cola. Nos construimos en Tirios o Troyanos sin solución de continuidad. Y lo tenemos por verdadero e inmutable. Claro que nadie, medianamente consciente de sí, podría afirmar que aún habiendo nacido en otros contextos, con otros estímulos, en otra posición relativa, mantendría su actual configuración de "personalidad", seguro que no…

Si no incorporamos desde nuestras esencias una tercera fuerza disruptiva de esa lógica cautiva de la acción-reacción, estamos condenados a repetirnos, en nuestras vidas individuales y como especie. Esa tercera fuerza exige, en todos sus planos, una energía distinta a la que dispendiamos cotidianamente. Exige primero despertar a su necesidad, restarle pilas a la propia "personalidad", salirse de los clishés de comportamiento, de los discursos aprendidos con vocación de completarlos, de las necias afirmaciones, buscarse en otros lugares, en los /as otros/as, por ejemplo.

*Este fotomontaje lo hicieron mis Compañeros/as jóvenes apenas conocerme. Me encantó, está claro…Obi Wan Bonastre Kenobi.